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La Fuente de las Tres Gracias (izquierda) preside el centro de Burdeos, pla- gado de pequeñas brasseries. Bajo estas líneas, la imponente Ciu- dad del Vino, un museo de visita imprescindible, como los dulces canelés, Fuera de Burdeos, pero cerca, en Las Landas, se encuentran los mejores productores de pato de Francia. AOS en CLUB DEL GOURMET por los vinos de Saint-Émilion con el público en general, ofreciendo durante todo el año iniciaciones lúdicas y pedagógicas a los vinos de las cuatro denominaciones loca- les: Saint-Émilion, Saint-Émilion a Grand Cru, Lussac Saint-Émilion y Puisseguin Saint-Émilion. LA MESA MANDA No solo el imán del vino atrapa al viajero y al foodie en la Gironda, sino algunos auténticos placeres que no distan del corazón de Burdeos. Foie gras a la trufa negra Lafite El mejor foie gras de Aquitania, emparentado con la jugosa trufa del Périgord. Sobran los adjetivos. Imprescindible es catar en la ciudad sus famosos canelés: un bizcocho aromatizado con vainilla y ron con un tierno corazón de crema pastelera, mientras que el exterior está carame- lizado hasta alcanzar un color oscuro. De dulce también es la historia del macaron, oriundo de Saint-Émilion, allá por el siglo XVII y elaborados en origen en un discreto convento de monjas ursulinas. Si de salado habla- mos, la zona no se queda atrás. Por un lado, las suculentas ostras de Cap Ferret, que dan lustre al internacio- nal nombre de Arcachon, en la costa aquitana; y por el otro, río arriba, las piscifactorías en las que se elaboran algunos de los mejores caviares del mundo que demuestran que aún hay un Burdeos que debemos seguir reco- rriendo. Sorprende, ¿verdad? e
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