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PLATO FUERTE P9/24/7v%g 38 Historias familiares con las que dar la /aza Anchoa y bon:to, dos de los pescados más mimados del Cantábrico, esperan su mejor momento del año para convertirse en las joyas conserveras de Angelachu. Puro ADN cánabro. ada verano, durante sus vacaciones esco- lares en Santoña, unos niños se sientan alrededor de una gran mesa rectangular y escuchan atentos las historias que la abuela les cuenta de su infancia. Ya jubilada, Josefa Ángela García Garay, conocida por todos como Angelachu, habla a sus queridos nietos del aroma del sala- zón al abrir unos trapos exprimidos, del fileteado, de la limpieza minucio- sa de cada anchoa, del embotado... Pasa el tiempo y, casi sin darse cuen- ta, Silvia Salgado, una de aquellas pequeñas, se ha convertido en garan- te de un saber hacer secular de la empresa de la que hoy es gerente. En la villa cántabra, por supuesto. MASAJES CON ARTE Muchos mimos, conocimiento de cómo se soba y sobre todo pasión es lo que requiere la elaboración de la Anchoa del Cantábrico, pero lo pri- mordial es contar con la mejor materia prima. En el caso de las anchoas, todo comienza en primavera, durante la costera del bocarte. Es entonces cuan- do los bancos de pesces atraviesan el Cantábrico de este a oeste. “En las texto VERÓNICA PALOMO
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